Reportaje: "Diferentes aspectos del Titirimundi"

Carrusel en la Plaza del Azoguejo

El pasado miércoles 13 comenzaba en Segovia uno de los espectáculos más esperados: el Titirimundi. El buen tiempo y el gran número de actuaciones programadas, hizo que salieran a las calles de la ciudad unos 62.000 espectadores. 

El Ayuntamiento de Segovia fue el encargado de contratar a los titiriteros, completando así 6 días de diferentes actuaciones y en diferentes lugares. Un Carrusel, de atracciones para los niños, se colocó bajo los pies del Acueducto, uno de los lugares más transitados, por lo que tuvo que pagar gran cantidad de dinero a la ciudad. 

Público de una actuación

Gente viendo una actuación

Titiritero

Artistas independientes

Sin embargo, muchos otros artistas, para sacar también algo de dinero, tuvieron que contratarse a sí mismos y colocarse en las calles de Segovia durante todo el día, a diferencia de los anteriores contratados por el Ayuntamiento, que actuaban en una hora determinada. 

Fotógrafo

Chica con marioneta

Malabarista y músico

Vendedores con sus puestos

Puesto de camisetas

  

Fabricando en la calle

Además, no todo fueron actuaciones. Muchos artistas se dedicaron a confeccionar sus propios productos u objetos, en la propia calle, para después venderlos e, igualmente, sacar algo de beneficio durante estos días de mayo. 

Chico haciendo sus objetos para vender

Chica haciendo sus objetos para vender

Colaboradores con el Titirimundi

Unos de los aspectos más importantes que hay que destacar para que el Titirimundi sea posible, es la gran colaboración de población segoviana, sobre todo jóvenes, que se ofrecen para echar una mano poniendo orden durante las actuaciones, guiando al público y poniendo puestos ambulantes, donde la gente podía informarse de las actuaciones programadas. 

Puesto de Titirimundi

Voluntaria

Calor y mucha gente

De esta manera, niños, adolescentes y adultos, pudieron disfrutar de todos los espectáculos que quisieran. Algunos pagando. Otros gratis. La desventaja de estos últimos, la gran afluencia de gente que, de pie o sentados, acudían a ver el espectáculo y no dejaban visibilidad a muchos otros. Por ello, fue muy usual ver a adultos subiendo a hombros a los niños. Además, debido a las altas temperaturas, los colaboradores tuvieron la tarea de repartir gorras amarillas a la gente.

Gorras amarillas del público

Niño subido a hombros

A la vez que el Titirimundi ... 

Simultáneamente al Titirimundi, otro acontecimiento invadía la ciudad: las elecciones municipales y comunitarias. Por eso, también ha sido frecuente ver como muchos políticos se han aprovechado de la situación y han colocado propaganda en puntos donde el público iba a dirigir su mirada, como este muñeco (foto) construido por los organizadores del Titirimundi.

Publicidad en muñeco

Hasta el próximo año

Una vez hecha la función, solo quedaba recoger el material, guardarlo y volver el próximo año con muchas más actuaciones para hacer disfrutar a todo aquel que quiera acercarse a verlo. 

Titiriteros recogiendo el espectáculo

Más fotografías del reportaje sobre el Titirimundi en Flickr 

La Rades

Señor con garrota sentado en un jardín

Señor entrando a su casa

El último lugar que os voy a enseñar es muy diferente al resto. Se encuentra también en la provincia de Segovia y pertenece a Pedraza, el pueblo que os mostré en otra entrada. La Rades no destaca por sus monumentos, pues solo tiene una iglesia, o sus bares y restaurantes, ya que solo hay abierto un pequeño bar donde poder tomar algo o comer. Tampoco tiene calles bonitas u otras muchas cosas que os he mostrado en otros lugares.

Lo que sí tiene La Rades es gente mayor, que ha vivido ahí durante toda su vida y que apenas conocen otros lugares. Señores con garrota y señoras con faldas, leotardos y pañuelos en la cabeza es de lo que más encontramos en este pueblo. Allí todos se conocen y comparten sus aventuras mientras pasan las tardes cada día. Otros ratos, se dedican a cuidar la huerta, que les da de comer, alimentar a las gallinas, que les sirven de negocio, ya que venden sus huevos, reunirse en el lavadero para lavar la ropa a mano, en el caño para llenar los bidones de agua, o, simplemente, cuidar los jardines y las casas de sus hijos que llegarán el fin de semana. 

Visitar La Rades es volver años atrás, no solo por el aspecto del pueblo y de su gente, sino por todas las historias que cada habitante puede contar.

Patio lleno de cubos y barreños 

Lavadero del pueblo

Señor dando de comer a las gallinas

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Pedraza

Gente acercándose a ver el Castillo de Pedraza

Gente en calle de Pedraza

Señores fotografiando en la Plaza de Pedraza

Nada tiene que ver esta villa medieval con la capital, Segovia. Aunque se parecen en el gran uso de la piedra en el suelo de sus calles, la que utilizan para sus casas no es ni parecida. Sus colores ocres, anaranjados, te encantarán como fondo para hacer tus fotografías. Si nunca habéis tenido la oportunidad de ver un castillo, en Pedraza podéis hacerlo, incluso, si queréis, podéis tirar una moneda a su foso. Al llegar a Pedraza atravesaréis la Puerta de la Villa la única tanto como para entrar como para salir del pueblo. En esa misma puerta, podréis visitar la antigua cárcel del pueblo. Depués, solo os quedará recorrer tranquilamente sus calles y disfrutar de los paisajes que regala los mirados de alrededor del pueblo. Por último, y no menos importante, os recomiendo que comáis su plato típico: el cordero en horno de leña, algo de lo que no se puede disfrutar en todos los sitios.

Después de visitar este pequeño pueblo en familia o con los amigos, estoy segura de que lo marcaréis en vuestro mapa como uno de los lugares para escaparos otro fin de semana. Eso si, para que salgáis contentos de haber estado allí, un aviso para las chicas: ¡¡¡no llevéis tacones!!!

Vista de la Plaza desde los soportales 

Vistas de los alrededores de Pedraza

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La Granja de San Ildefonso

Fábrica de Vidrio en La Granja

Gente observando la fuente

Fuente 

Si buscáis una manera muy natural de refrescaros, os recomiendo que vayáis a los jardines de La Granja de San Ildefonso. Allí encontraréis cantidad de caminos rodeados de árboles, de naturaleza, ya que se encuentran a los pies de la Sierra de Guadarrama. Incluso podréis perderos en un laberinto, cuyos muros no podían ser de otra cosa que de arbustos. 

Si aun con eso pensáis que, ahora que se acerca el verano, vais a pasar calor, solo tenéis que mirar en el calendario que días encienden sus fuentes, ya veréis como salís bien mojados. 

Si después de recorrer los jardines y visitar el Palacio de la Granja estáis agotados, no os preocupéis, tenéis el propio pueblo donde podéis quedaros a dormir en su Parador o, simplemente, coger fuerzas con los típicos judiones de La Granja. 

Después de contaros esto no me podéis decir que no os he convencido pero, de todas formas, verlo es mejor que leerlo, así que animaos, ¡toca rodear Segovia!

Señor con paraguas cerca de la fuente

Fuente

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Segovia

Vista de edificios de Segovia

Músico tocando en la Calle Real de Segovia

¿Estáis cansados de dar vueltas por la capital? ¿Madrid se os queda demasiado grande? ¿No soportáis la cantidad de gente que hay en sus calles? Tranquilos, hoy os presento Segovia. 

Lo bueno que tiene es que no hay muchas calles por donde perderte. Lo malo, que casi todas ellas tienen cuesta. Por ello, te aconsejo que intentes no mirar al suelo. Desconcéntrate mirando tú alrededor, las casas, las decoraciones o, parándote en alguna tienda. Así, llegarás sin darte cuenta a la Plaza Mayor, por ejemplo. 

En Segovia te olvidarás de las prisas, ya que no tienes que pensar en coger el metro, porque no hay. Tampoco te toparás cada metro con alguien que te dé publicidad. En Segovia, caminas a tu aire, sin prisas, ni molestias, a gusto.

Joven posando con el Alcázar de fondo

Candados colgados con el Acueducto desenfocado de fondo

Vista de la Catedral de Segovia desde la Plaza Mayor

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Trujillo

Plaza Mayor de Trujillo

Iglesia en la Plaza de Trujillo

¿Todavía no conocéis Trujillo? Pues hoy os cuento una serie de razones por las que sí deberíais acercaros a conocer este pueblo. 

Su Plaza Mayor, de gran tamaño, te impresionará de primeras por su estatua del conquistador Francisco Pizarro a caballo, una de las tres estatuas de Charles Cary Rumsey. Si hace calor, encontrarás grandes soportales donde podrás sentarte a tomar un aperitivo y un refresco. Si por el contrario, hace mal tiempo, esos mismos bares te atenderán dentro. 

Para aquellos que sean católicos o les gusten los monumentos religiosos, no tendrán que andar mucho para visitar una gran iglesia, la de San Martín, en la misma Plaza Mayor de Trujillo. 

Para visitar el resto del pueblo, tendrás dos opciones: 

- Coger el tren turístico desde la misma plaza

- Dar un paseo a pie por las cuestas de sus calles

Los que elijan la segunda opción, tendrán la ventaja de poder pararse a hacerse fotografías con aquello que deseen, por ejemplo, con el gran Castillo de Trujillo, situado en la parte más alta del pueblo, desde donde podrás observar también toda la naturaleza de los alrededores. 

Después del Castillo, ya solo tendrás que ir cuesta abajo para seguir disfrutando de los monumentos que esconde este pueblo.

Chico mirando a la Plaza de Trujillo desde un mirador 

Castillo de Trujillo

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Villanueva de la Vera

Plaza Mayor Villanueva de la Vera

Calle de Villanueva de la Vera

Ayer os hablé de la Cascada del Diablo. Hoy, toca enseñaros el pueblo donde se encuentra, Villanueva de la Vera, uno de los muchos pueblos pertenecientes a la Comarca de la Vera. 

Es un pueblo pequeño, pero muy peculiar,  en el que destacan sus estrechas calles, en las que los balcones de las casas casi se rozan unos con otros. Esos balcones también tienen algo de especial: están construidos con madera, de diferentes tipos de árboles, por lo que podemos encontrar balcones de diferentes colores y de diferentes diseños. 
Si después de pasar un rato en la Cascada del Diablo os entra el hambre, acercaos a la plaza de Villanueva, donde encontraréis un par de bares ideales para llenar al estómago. Para bajar la comida, nada mejor que un paseo por las calles del pueblo, donde tampoco pasaréis calor, ya que al ser calles tan estrechas, casi cubiertas por los tejados de las casas, los rayos del sol apenas pueden colarse. 
Visitad este pueblo, de nuevo alejado de la ciudad de Cáceres, pero con muchas cosas que allí no encontraréis y que, sin duda, merecen la pena.

Balcones de una calle de Villanueva de la Vera

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Cascada del Diablo

Vista de la Cascada del Diablo desde arriba

Vista de la Cascada del Diablo desde el medio

Hoy, de nuevo, os enseño un lugar que es pura naturaleza. Se llama Cascada del Diablo y se encuentra en el pueblo Villanueva de la Vera, en la provincia de Cáceres. 

Si os encontráis cerca de la zona o se os presenta un día de calor sin ningún plan, no dudéis en acercaros a esta Cascada, un lugar ideal para refrescarse, ya que, aunque no podáis bañaros en ella, el aire está poblado de gotas de agua debido a la fuerza con la que cae por la cascada. 

¿Quién no quiere tener una foto en un lugar así? No os quedéis en casa teniendo un lugar como este. Además, tenéis que descubrir a qué se debe su peculiar nombre. 

Vista de la Cascada del Diablo desde abajo

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Parque Natural de Monfragüe

Vista del Río Tajo desde Monfragüe / Cristina López Reques

Salto de los Gitanos en Monfragüe / Cristina López Reques

Lo que hoy os presento está realmente fuera del alcance de una ciudad. Se trata del Parque Natural de Monfragüe, situado en la provincia de Cáceres. Este lugar solo esconde bonitos rincones, como el Salto de los Gitanos, donde los buitres construyen sus nidos. Esa es una oportunidad genial para cargar con una cámara y un teleobjetivo y comenzar a fotografiar los buitres, tanto en la piedra, como volando. 

Otro de los sitios que esconde tanta naturaleza, es el castillo de Monfragüe. Desde él, podrás observar miles de kilómetros de árboles, de naturaleza rodeando al Río Tajo. Sin duda, desde este lugar es desde donde más bonito se ve el Río.

Subida al Castillo de Monfragüe / Cristina López Reques

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